domingo, 4 de marzo de 2012




Finalizar un sentimiento. Llevarlo al límite, a su extinción, para vivir desde entonces en las ruinas. Sentado bajo un olivo, observar como nace un nuevo mundo.
Cómo una miriada de ángeles iluminan mi cara sabiendo que su único sentido es el de dibujar mi rostro ajado de viejo, sin saber que al paso de las horas moriran en las sombras incapaces de nombrar a Dios, habiendo sido sólo sentimientos perdidos, ruinas, cenizas.............tan breves.
Cuando el angel del día cierre su párpado nada quedará de esto, ni ruinas ni memoria siquiera, nunca habrá existido.

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