sábado, 20 de marzo de 2010


Largo el viaje. Entre la niebla y la oscuridad del primer día de primavera aparecían inverósimiles los almendros en flor al lado de la carretera. Con la radio atronando sobre las conversaciones estúpidas de cuando no se quiere hablar de nada. Cuando las palabras van nombrando recuerdos llenos de rabia. Sobre la tumba discusión a cerca de cual es el mejor pegamento silicona quilosa o kit profesional imedio. Sobre la lápida navaja, trapos sucios y multiusos, mi madre llorando sin consuelo a los pies. Hoy cumpliría 78, igual que los 68 o 58 ,...sin más.
De entre las tumbas sale el tonto del pueblo, con una garrota que debe haber encontrado en algún basurero. Cinco o seis minutos de charla metafísica sobre lo inutil del sufrimiento, de cómo hay que rezar el padrenuestro o de que todo lo material sobra en este mundo. Después otros quince minutos de recordatorio sobre los muertos más ilustres del cementerio, o sobre los más jóvenes, muchachos de 12, 15 o 17 años, atropellados, enfermos o acuchillados.
Es bonito dejarle con una sonrisa de flores en la tumba, como si esta fuese un smiley.
A la vuelta, durante una hora y cuarenta y cinco minutos suena constantemente el american pie de madonna.