viernes, 3 de julio de 2009


Un día observé su manojo de llaves.
El que diariamente le veía utilizar. Sin motivo, reparé en el gran número de llaves que desconocía.
Ambos deberíamos tener las mismas llaves, excepto las de nuestros trabajos.
Sin embargo, la mayoría de ellas me eran desconocidas. Copié todas e investigé de dónde era cada una de ellas. Revelándoseme así, una por una, todas las vidas de ella que yo desconocía. Según fui comprendiendo el uso de cada llave las nombre con una etiqueta y las guardé.

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